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Sobre las competencias profesionales de los graduados en cooperativismo y mutualismo. Respuesta al Dr. Alfredo Moirano

Recientemente, hemos leído una afirmación realizada por el Dr. Alfredo Moirano en el Foro Chab Mutualismo (Lunes 9 de febrero 2015, 2:50 PM), donde expresa textualmente “Los licenciados o técnicos en cooperativismo, saben un poquito de derecho, un poquito de contabilidad, un poquito de doctrina y un poquito de nada. Carecen de la preparación adecuada para asesorar a cooperativas o mutuales”.

 

Frente a este insólito comentario de un abogado que actúa en el movimiento cooperativo y mutual hace muchos años y que además es portador de un apellido muy querido por los profesionales del sector, es que me veo en la obligación de hacer una reflexión pública sobre el mismo, ya que los términos utilizados por el Dr. Moirano hacia el conjunto de los Licenciados y Técnicos en Cooperativismo y Mutualismo, resultan institucionalmente difamatorios y agresivos para nuestras profesiones.

 

En mi carácter de Presidente del Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo (CGCyM), en representación de todos y cada uno de nuestro asociados, ejerciendo la profesión de graduado en Cooperativismo y Mutualismo desde hace más de 35 años y viviendo dignamente de mi profesión, debo argumentar mis rotundas diferencias y hacer público el rechazo del CGCyM a estas palabras descalificantes y provocadoras, haciendo las siguientes reflexiones:

 

1° En cualquier profesión,  la formación de base no brinda en ningún caso los conocimientos suficientes para abarcar todos los campos del saber y de las prácticas profesionales. Esto pasa en todas las carreras de grado: medicina, abogacía, contador, arquitectura, ingeniería, etc.

Es por este motivo que para mejorar la calificación profesional, se promueven los posgrados, masters, doctorados, cursos de especialización, pasantías, etc.

 

2° En el caso de los Licenciados y Técnicos en Cooperativas y Mutuales, los saberes de base los habilita perfectamente para interpretar correctamente la naturaleza de estas entidades solidarias, abarcando aspectos específicos de la normativa y gestión de las cooperativas y mutuales. Por supuesto (y como dijimos en el punto anterior), la formación es continua y cada profesional se va especializando en los temas que más le resultan afines con sus intereses y vocación. Hay muy buenos especialistas en nuestra profesión en los más diversos campos del cooperativismo y del mutualismo, incluyendo el campo de la investigación, la docencia y las políticas públicas.

 

3° Debo recordar que los grandes problemas de gestión, financieros y legales de las cooperativas y mutuales a lo largo de la historia en nuestro país, han tenido como “protagonistas” a profesionales que justamente se han tomado atribuciones pensando igual que el Dr. Moirano: que poseer un título de abogado, contador, administrador de empresas, etc. es suficiente para estar habilitado a asesorar a cooperativas y mutuales. No fueron pocas las empresas de la economía social cuyos esfuerzos y capitalizaciones colectivas terminaron en honorarios profesionales por liquidación.

 

4° Por el contrario, podemos demostrar que donde ha habido presencia profesional de técnicos y licenciados en cooperativas y mutuales, se trabajó desde la identidad, impidiendo que las conducciones institucionales tomen decisiones equivocadas, interpretando incorrectamente que estas organizaciones funcionan como empresas capitalistas (que es para lo que curricularmente están más formados los contadores, abogados, administradores de empresas, etc.).

 

5° Nuestra visión sobre realidades organizacionales tan complejas como las llamadas “empresas recuperadas”, es que debemos armar equipos de apoyo profesionales complementarios, eliminando la soberbia en los saberes de las profesiones históricas y colaborando en la recuperación de los saberes del trabajo y de la asociación.

 

6° Por último, a las cooperativas y mutuales hay que poder asistirlas para que las dos caras que identifican a estas empresas sociales (democracia – eficiencia) puedan funcionar lo más armónicamente posible y en este desafío, afirmamos categóricamente que los profesionales en Cooperativismo y Mutualismo SABEMOS Y PODEMOS aportar desde los valores, principios e identidad de las empresas de la Economía Social.

 

Luis Levín
Presidente CGCyM