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Transformaciones estructurales del agro argentino y el cooperativismo agrario

Autor: Lic. Felipe R. Arella

E-Book

422 páginas

 

Introducción

Este trabajo sobre las transformaciones del agro y el cooperativismo agrario argentino está enfocado desde distintos puntos de vista: el histórico, que abarca hechos políticos y económicos que se produjeron en el país; el sociológico, que revela los conflictos entre diversos grupos sociales por la posesión de tierra; el tecnológico, que posibilita la valoración de los progresos habidos en este sector; el testimonial, serie de reportajes a personas relacionadas a la actividad agropecuaria. Se trata de un trabajo que puede ser calificado de comprensivo y panorámico porque muestra al sector en el amplio marco de la labor agropecuaria propiamente dicha, de los sectores proveedores y transformadores de la producción y, fundamentalmente de los hombres que trabajan en ellos.

La obra comienza con una afirmación: “La Argentina no fue siempre un país agropecuario ni agroexportador”. A partir de ahí se analizan los hechos económicos, políticos, sociales, jurídicos, tecnológicos, que se generan en el sector agropecuario. Esta primera parte arranca necesariamente de fines del siglo XIX y, en apretada síntesis, arriba hasta a la última década del siglo XX, no sin antes detenerse en las décadas 1940 a 1980 a través de un meticuloso y documentado análisis. Se va conociendo así de qué manera la república fue pasando de ser un país pastoril y recolector a ser, paulatinamente, agropecuario y exportador de materias primas para completar su ciclo como fabricante y exportador de insumos y alimentos industrializados.

Existe una concepción urbana del agro entendido como estático y conservador. Nada más alejado de la realidad: los progresos del agro fueron el resultado de la necesidad de afrontar adversidades del más diverso origen y de una firme voluntad de mejorar la situación socioeconómica de la población rural.

Tal visión general del fenómeno agropecuario argentino (en el cual tuvimos que obviar algunos rubros del sector) abre las puertas al análisis de dos factores primordiales: el hombre y su relación con la tierra (desarrollado en la segunda parte) y la incorporación de tecnología (estudiado en la tercera parte).

El fenómeno de relación íntima con la tierra –el pathos telúrico– tiene que ver con el proceso social de los pueblos y constituye un fondo antropológico complejo. Uno de los aspectos más interesantes es la importancia económica de la tierra. Efectivamente: la tierra –el land de la economía clásica inglesa– es el factor primario de la producción. Es el recurso de los recursos. Si bien es cierto que la tierra productiva (agropecuaria) ha retrocedido como valor económico frente a la industria y el turismo. Sin embargo la humanidad, con los agricultores, ecologistas y paisajistas, sigue beneficiándose con alimentos, materia prima y belleza.

La explotación de la tierra como factor económico, tuvo larga evolución relacionada con el desarrollo de la sociedad humana, de la ciencia y de la tecnología. Obligó a buscar las mejores tierras y a roturarlas. Por otra parte la agricultura fue aglutinante y socializadora; terminó con el nomadismo y la dispersión de familias cazadoras, permitió que éstas se asentaran en lugares determinados y que se constituyan los poblados. La dimensión social de la agricultura dio pie a la formación de comunidades basadas en el factor tierra, en algunos casos con tal poder político que constituyeron la clase gobernante.

Este proceso, tal como se dio en nuestro país, con las peculiaridades derivadas del choque entre grupos de inmigrantes y la sociedad tradicional, y del juego de las fuerzas económicas y políticas, es desarrollada en la segunda parte.
La tercera parte encara la evolución de la producción de carnes, la ampliación de la frontera agrícola y el desarrollo de la tecnología, especialmente en la región de la pampa húmeda.

Las posibilidades ecológicas de nuestro país, los inmensos rodeos de hacienda y las necesidades de alimentos de Europa impulsaron las notables transformaciones en el sector ganadero con la incorporación de diversas razas. Ello permitió gozar de los beneficios del comercio de carnes y lanas que dieron lugar a la aparición de las estancias.

Posteriormente se analiza el desarrollo de la agricultura, escasamente practicada en nuestro país hasta fines del siglo pasado. Las perspectivas de buenos negocios con la exportación de cereales a Europa fueron generando entre los mismos estancieros el interés por la producción de granos. Así se irá viendo cómo crece paulatinamente la frontera agrícola y la incorporación de nuevos cultivos: cereales, oleaginosos e industriales.

Todo ese progreso, aparte del trabajo y del interés de miles de productores, requirió del aporte tecnológico. Esta cuestión se desarrolla en el tercer capítulo. Los cambios revolucionarios en la maquinaria agrícola, la fertilización, los híbridos, la inseminación artificial, son presentados como hechos relevantes pero concluidos y se plantean las expectativas del nuevo gran salto tecnológico a partir de la cibernética, la genética y la biotecnología agraria, de resultados insospechados.

En la cuarta parte he incorporado los testimonios, serie de reportajes a productores, industriales de maquinaria agrícola, dirigentes, funcionarios y periodistas cuyas palabras –que reflejan la experiencia viva y cotidiana de quienes participaron en el proceso agropecuario argentino entre los años 1940 y 1988– corroboran el relato del autor.

En los últimos veinte años se produjeron grandes cambios en la economía nacional y mundial de los cuales no estuvo indiferente el sector agropecuario que tuvo un destacado protagonismo como generador de divisas por la exportación de sus productos. El relato se acompaña con cuadros y gráficos sobre la producción agrícola y ganadera de este período, las exportaciones y la transformación operada en la industria frigorífica en la cual están participando empresas cooperativas.

La obra le permitirá al lector encontrar una rápida reseña histórica de lo acontecido en los últimos cuarenta años en el agro argentino como, también, el análisis de situaciones que estimo primordiales y la opinión que me merece cada uno de los temas, expresada con convicción y sin prejuicios.